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Historia de Yordanis
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Yordanis es un activista innato que crece en un margen de conflicto interno por no entender porque lo perciben diferente dentro de los grupos y, sobre todo su familia, quien es su principal motor y a su vez su fuente de inseguridad y miedo al expresar sus sentimientos de querer y sentir atracción por personas de su mismo sexo. Su vida llena de discriminación y maltratos no son motivos para detenerse. Usa todas esas situaciones  para fortalecer su carácter, su deber ser y hacer como un chico abiertamente gay, un trabajador social que lucha por la igualdad, el respeto y la dignidad humana.

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Yordanis Romero Ruiz

Mi nombre es Yordanis Romero, tengo 21 años, soy de Cartagena – Colombia. He estado influenciado por situaciones que han marcado de manera significativa mi vida. Desde los 6 años aproximadamente fui identificando comportamientos que quizás para mí eran normales, pero que en realidad iban en contra de las normas sociales impuestas a los hombres. Cosas muy particulares como mi forma de sentarme, de hablar, de jugar y de bailar; es distinta a lo que un “macho” debía tener, esto me hacía diferente.
Rápidamente me di cuenta de que lo que venía no iba a ser nada fácil. Aquí comienzan los problemas con mi madre, quien mostraba total desagrado con mi forma de ser.
En el colegio mis compañeros, al ver mi comportamiento delicado, empezaron a maltratarme física y psicológicamente.
Desde esa edad también manifesté interés por la danza, actividad que también iba en contra de las normas establecidas en mi hogar; un hogar conformado por una familia, donde cada uno de los hijos tiene un padre diferente, y los roles al familiares no eran claros .
En este momento no debo olvidar a una persona a la cual le debo todo en mi vida, mi abuela, ella estaba en otro país pero a pesar de estar lejos la sentía cerca, incluso más que mi madre que vivía conmigo. Fue, es y siempre será mi apoyo incondicional en todos los momentos de mi vida.
A la edad de 10 años mis comportamientos eran cada vez más delicados, asumiendo juegos que son atribuidos a las niñas por lo tanto hacían comentarios hirientes refiriéndose a mi como “Laisa” (personaje Transgénero de una popular novela) y así, un sin número de etiquetas que me atormentaban, me agredían y hacían de mi un ser humano cada día más débil, viviendo en un mundo lleno de prejuicios y normas morales que cuestionan el libre desarrollo de la personalidad.
En un momento de mi vida un familiar intentó abusar de mí, esto marco mi vida tanto, que es casi imposible que algún día pueda olvidarlo.
Mi adolescencia fue algo “particular”. Mi vida no era como la de cualquier otro adolescente, por el contrario el maltrato en mi familia, además de los diferentes tipos de maltratos que en la calle viví, también fue muy evidente. Idas a la escuela sin comer nada, sin merienda, cero salidas, pocos amigos y además un momento muy limitado de mi vida. Todos estos momentos difíciles y quizás poco comunes, físicamente me hacían ver débil, pero en realidad me llenaban de valor, de ganas, de muchísimas fuerzas para salir adelante, para luchar por ser alguien en la vida, para ser yo mismo y para ser respetado.
A los 17 años termine el bachillerato, empecé a estudiar una carrera técnica y al tiempo mi madre se enteraba que yo, su hijo, era GAY, cosa que fue totalmente perturbadora para ella y para mi padrastro. Esto los llevo a tomar la decisión de echarme de su casa, un momento difícil en el cual me sentí solo, desprotegido, en ese momento llegaron personas muy importantes para mí, quienes no me abandonaron y me apoyaron en todo momento mis amigas, quienes me daban fuerzas ayudándome económica y psicológicamente. Al paso de un año, Dios me dio la oportunidad de estudiar becado en una universidad, en la cual hoy adelanto estudios de TRABAJO SOCIAL, recibiendo cátedras de género confirmando que no era yo el que estaba equivocado, que tengo un futuro brillante por delante y que nunca debo renunciar a mis sueños.
Mi familia nunca ha estado de acuerdo con mi identidad sexual, creo que sería difícil que personas tan conservadoras vayan en contra de sus normas morales. Hoy en día no me aceptan, pero me respetan y es que realmente no busco aceptación de nadie, busco respeto, busco tolerancia y busco un trato digno no solo en mi familia sino también en la sociedad. Hoy doy gracias a DIOS, si no fuera por todos esos momentos, hoy yo no sería Yordanis, un activista, defensor de los derechos humanos de la población sexualmente diversa, orgulloso de pertenecer a los que han encontrado un valor de desafiar, de movilizar, de participar, de inspirar, de luchar por una sociedad visible, potente, organizada, pacífica y amorosa que exige la plena igualdad, plena protección y medidas de seguridad a nosotros los homosexuales por la ley. No queremos nada menos que cualquier otro ciudadano.

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